jueves, 25 de junio de 2009

Una breve historia

Hace algún tiempo, un joven pueblerino, lleno de sueños e ilusiones, partió a buscar el 'american dream'. Pisó tierras gringas hace diez años y con gran ahínco trabajó y trabajó en 'la yarda', lavando platos, cocinando y lo que fuera necesario para poder obtener ingresos que le permitieran vivir y ahorrar unos centavitos para poder regresar a su tierra natal y poner su panadería (oficio paterno que el aprendió).

Hace dos meses volvió con toda la voluntad puesta en mente y la decisión en sus manos, sin contar con que el destino le tenía preparada una gran sorpresa: conocer a una linda jovencita de quien profundamente cayó enamorado y de forma inmediata comenzó a noviar con ella.

Pero bien dice el dicho que Dios no cumple antojos ni endereza jorobados; hace tres días, al calor de unas buenas charandas y cervecitas pa' la cruda, llegó a ver a su joven enamorada, la cual, después de un rato de dar la vuelta le dijo: -Juan, no quiero regresar a mi casa, tengo muchos problemas ahí, además de que me maltratan-

(cabe decir que Juan, en varias ocasiones, se había percatado que su novia presentaba huellas de violencia física en los brazos y antebrazos, situación que comentó con la mamá de ella sin obtener una respuesta)

Ante el comentario de su novia y la negativa de volver a su casa, Juan tomó la determinación de llevarla a casa de unos parientes que viven en otro pueblo y acompañados por una amiga de la novia, emprendieron la marcha abordo de su flamante camioneta; lamentablemente el alcohol combinado con el cansancio y el volante hizo su trabajo, en una curva cerrada Juan perdió el control de su vehículo y sucedió lo inevitable, chocó con un auto que circulaba en dirección contraria; en medio de cristales rotos y hierros retorcidos su novia, la amiga y él salieron de la camioneta; el otro vehículo, un sedán reducido a chatarra, fue arrastrado por casi 15 metros en retroceso, imaginen la velocidad del impacto, porque aunado al retroceso, el sedán fue prácticamente montado en el talud que flanqueaba la carretera. Su ocupante, una mujer que feliz se dirigía a casa después de un laborioso día, sufrió la peor parte, lesiones múltiples en su cuerpo, fracturas y un estado crítico.

Juan fue inmediatamente detenido por personas que pasaban por el lugar y entregado a los policías que llegaron al lugar a tomar conocimiento de los hechos. Su novia acompañada de su amiga, abandonó el lugar con rumbo desconocido. Juan fue puesto a disposición del ministerio público por los delitos de daños y lesiones, además de que los padres de la novia, una menor de 17 años, lo acusaron de secuestro.

Desconozco como terminó la historia y cual va a ser el destino de Juan y cual es el estado de salud de la víctima; de lo que sí estoy seguro es que todos esos sueños e ilusiones de un pueblerino que gastó 10 años de su vida para poder lograrlos, los vio echados por tierra a causa de una mala decisión y una simple borrachera.

Dicen que nadie aprende en cabeza ajena y ésta es una más de tantas y tantas situaciones similares que a diario ocurren por causa de juntar el alcohol y el volante.

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N95-3G

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